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¿Quieres tomar clases de Danza Aérea?- Que esperar, te cuento mi experiencia

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Tomé clases de Danza aérea formalmente por 4 años, ésta es la historia y mi experiencia con las mismas. 
Realmente no me gusta ir al gimnasio a levantar pesas para tonificar mi cuerpo, se me hace muy aburrido personalmente, aunque no niego que he hecho uso de ellas cuando no he tenido otra opción. Por ello decidí escalar en el muro del gimnasio. Si bien escalar es un excelente ejercicio que ayuda a tonificar todo tu cuerpo sin necesidad de ir al gimnasio; la primera vez que lo intenté no fue nada fácil, ya que no soy muy coordinada, pero además me percaté que le tenía mucho más miedo a las alturas de lo que yo pensaba. Estuve 2 años aproximadamente en esa actividad y fue muy benéfico para ayudarme con la confianza en mi cuerpo al realizar una actividad física y mi miedo a las alturas. 
Posteriormente se inauguraron las clases de danza aérea para adultos en mi gimnasio. Decidí tomarlas pues se me hacía un deporte sumamente bonito, además de que siempre me gustaron las clases de gimnasia de niña. Las primeras clases que tuve fueron un fiasco, no pude pisar la tela, y no pude hacer ninguna figura. ?.  Las clases no duraron mucho así que regresé a escalar. El principal componente del fracaso es que las clases no tenían una organización u orden adecuado que me ayudara a poder realizar las figuras adecuadamente y mi falta de coordinación y miedo a las alturas o a figuras arriesgadas no ayudaba. 

Posteriormente el maestro de danza aérea renunció y llegó un nuevo maestro, así que volví a intentarlo. Para entonces yo estaba a principios de mis 30’. La mayoría de mis compañeras estaban en sus 20’s o incluso eran adolescentes. Alex, el maestro, a quien le estoy inmensamente agradecida,  hizo toda la diferencia pues tenía un método específico de progresión de la clase, en la que cada quien avanzaba  a su propio ritmo. No sólo eso sino que mi maestro te daba la confianza de que cualquiera, no importa tu edad, ni tu tipo de cuerpo, ni tu habilidad puede hacer las figuras en la danza aérea. Dicho y hecho,  mi ritmo era leeento, como una tortuguita, pero constante. Me tomó como 1  mes poder pisar la tela y algunas figuras se me hacían tan complicadas que me llevaba 2 meses poder realizarlas, en parte porque como dije no soy muy hábil. Había otras compañeras, quienes son mucho más hábiles y pisaban en su primer día y  lograban figuras que se me complicaban mucho  en 1 o 2 clases. Al maestro no le importaba que tan lento o rápido avanzaras pues dependía de cada quien, incluso tuve compañeras de mayor edad que yo, por lo que la edad no es una limitante para este deporte. Salvo que realmente no te gustara la clase no había excusa para no conseguir avanzar en la clase, siempre y cuando siguieras el método y orden correcto. 

Creo que tener un buen maestro es la clave si deciden buscar una clase de danza aérea. Otra cosa muy importante que siempre, siempre tomamos en cuenta era la seguridad. Ninguna niña se cayó bajo su tutela y eso que tenía que monitorizar a varias niñas al mismo tiempo. La seguridad es super importante y siempre es primero. Supimos de alguna otra clase en algún otro club en  donde los alumnos referían normal caerse. ¡No es normal bajo ninguna circunstancia!. Debemos de saber bien cuales son nuestros límites y hasta donde podemos llegar antes de continuar y arriesgarnos a caernos o hacer una figura arriba, si no la tenemos bien ensayada a baja altura primero.
Las clases me ayudaron mucho a incrementar la poca flexibilidad que tengo, ejercitar todo mi cuerpo y ubicarlo bien espacialmente, conocer y vencer mis límites pasito a pasito y  obvio me ayudaron con mi miedo a las alturas.  Parte importante de que me costara tanto avanzar en la clase es precisamente ese miedo, si bien el haber escalado me ayudó bastante (imagínense mi caso), en la escalada tienes una cuerda que te amarra en caso de que caigas. En la danza aérea no tienes nada más que tus propias manos, no tienes un muro enfrente, sino sólo la tela y tú. Habían figuras que me causaban más miedo que otras, por lo que eso era determinante en mi avance; mientras algunas de mis compañeras avanzaban a pasos agigantados, no sólo por la habilidad, sino porque las alturas no representan ninguna amenaza para ellas. 
Otra cosa que hizo la diferencia para mi, es que yo me resbalaba mucho en la tela, tanto pies como manos, hay compañeras que no tienen ese problema, yo si lo tuve. El uso de la brea para poder pegarme más fácilmente a la tela me ayudó muchísimo. 
Actividades como ésta ayudan mucho en otros aspectos de la vida. Alguna vez quise montar a caballo y recuerdo que me causaba mucho miedo, pero lograba hacerlo más o menos. En un viaje, tuve que subirme a un camello, ésta vez, lo hice sin miedo, y disfrutando el paseo, confiando en mis manos y piernas haciendo esta vez toda la diferencia. Los camellos son más altos que los caballos, me di cuenta cuando el camello pasó junto a un automóvil sedán, que el camello le doblaba la estatura al automóvil. En ese momento vi cuanto me habían servido mis clases y cuánto habían valido la pena.  
Después de 4 años tuve que dejar mis clases porque me mudé. Habiendo aprendido el deporte por todo ese tiempo, me sentí con la libertad de poder desarrollarlo de forma segura por mí misma, por lo que  me aseguré de tener una tela en casa. Es el deporte que más me gusta, sigo repasando lo aprendido y haciendo nuevas figuras con las herramientas que aprendí. Ojo la seguridad es primero si desean instalar su propia tela. 
No digan no puedo, inténtenlo, busquen al maestro correcto con el que puedan avanzar adecuadamente, cuyas clases sean estructuradas, que vayan avanzando de acuerdo a las habilidades aprendidas y que ponga primero la seguridad ante todo. Como cualquier actividad conlleva sus riesgos, pero si todo está en orden adelante. Y no intenten hacer los ejercicios sólos si son principiantes busquen maestros calificados primero. 

Fotos By Ele.

 

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